El Romanticismo puso de moda una palabra de origen italiano: capricho. Literalmente podría significar "que procede como las cabras". Es decir: a salto de mata, desordenadamente. Pero los románticos, que hicieron de ella una fe de vida, dieron un sentido preciso a esta palabra: lo que se ejecuta por la fuerza del ingenio antes que por la observancia de unas reglas.
Con este gozoso método intuitivo, el escritor colombiano William Ospina(Padua, Tolima, 1954) recrea una anécdota central en la historia de la literatura moderna, hace su peculiar homenaje al Romanticismo y, ya de paso, como quien dice, al misterio de fabulación en general.
Estas son algunas citas, frases, poemas de los escritores que aparecen en el libro que estamos leyendo " El año del verano que nunca llegó". Así nos vamos empapando de Romanticismo y ayuda a ir abriendo boca para degustar este libro tan intenso que nos sumerge de lleno en un momento histórico donde confluyeron en Villa Diodati (Suiza) los creadores de dos de los grandes monstruos de la literatura de terror: Frankenstein y el vampiro. Fue allí donde Mary, Clara, Byron, Shelley y Polidori crearon estas terroríficas historias durante un sombrío y extraño verano que nunca llegó debido a las cenizas de un volcán indonesio el "Tambori" que entró en erupción y dejó una estela de oscuridad que llegó hasta Europa. Junto al lago Lemán, en los brumosos días y las noches de lunas tenebrosas reflejadas en sus aguas, las mentes inquietas e imaginativas de estos jóvenes y adolescentes gestaron en este ambiente tan propicio ambos mitos que tanto han arraigado en nuestra cultura. Más tarde sería Bram Stoker el que inspirándose en el vampiro daría lugar a otra magnífica novela del género: "Drácula"Personalmente la he disfrutado muchísimo. William Ospina partiendo de un pretexto encuentra el tema para esta novela. Nos va transmitiendo su pasión por ese momento tan especial y mágico en el que confluyen varias mentes prodigiosas en un lugar, un tiempo y unas circunstancias propiciando el caldo de cultivo para la creación de los monstruos más terribles. En sus páginas llenas de dinamismo va desbrozando cada personaje y encontrando las sincronías tanto personales como temporales que dan sentido al acontecimiento literario. Paralelamente y con gran maestría narra sus propias sincronías respecto a la elaboración del la novela y como la vida le va llevando sobre las pistas de los auténticos protagonistas de la historia: Mary, Clara, Byron...En definitiva cuenta como construye su relato paralelamente al relato mismo. Hay novelas que te hacen pasar un buen rato, pero a nivel literario no son gran cosa, pero otras te hacen disfrutar de cada palabra y su arquitectura. Para mi esa es la verdadera literatura y en este caso ha sido completo, me ha apasionado. Confieso que el tema siempre me ha resultado muy interesante y lo que había leído de W. Ospina me había gustado mucho, así que no me ha decepcionado. Imagino que habrá gustos para todos con tanta insolente pero eso en lugar de restar, suma y nos enriquece.
"Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso".Hubo un tiempo ¿recuerdas?
- Hubo un tiempo ¿recuerdas? Su memoria
Vivirá en nuestro pecho eternamente
Ambos sentimos un cariño ardiente;
El mismo que todavía me arrastra a ti.
¡Ay!, desde el día en que por vez primera
Eterno amor mi labio te ha jurado,
Y pesares mi vida han desgarrado,
Pesares que no puedes tú sufrir.
Desde entonces el triste pensamiento
De tu olvido falaz en mi agonía:
Olvido de un amor todo armonía,
Fugitivo en su yerto corazón.
Y sin embargo, celestial consuelo
Llega a inundar mi espíritu agobiado,
Hoy que tu dulce voz ha despertado
Recuerdos, ¡ay!, de un tiempo que pasó.
Aunque jamás tu corazón de hielo
Palpite en mi presencia estremecido,
Me es grato recordar que no has podido
Nunca olvidar nuestro primer amor.
Y si pretendes con tenaz empeño
Seguir indiferente tu camino
Obedece la voz de tu destino
Que odiarme puedes, olvidarme no.
Lord Byron
Seguir indiferente tu camino
Obedece la voz de tu destino
Que odiarme puedes, olvidarme no.
Lord Byron
Soy como un espíritu que mora en lo más hondo del corazón. Siento sus sentimientos, pienso sus pensamientos y escucho las conversaciones más íntimas del alma, la voz que sólo se oye en el rumor de la sangre, cuando el vaivén de los latidos se asemeja al sosegado oleaje del océano estival. He desatado la melodía dorada de su alma profunda y me he zambullido en ella y, como el águila en medio de la bruma y la tormenta, he dejado que mis alas se adornasen con el fulgor de los rayos. P. Shelley |